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jueves, 3 de abril de 2008

* el Oráculo de Delfos *


El oráculo de Delfos estaba situado en un gran recinto sagrado dedicado principalmente al dios Apolo que tenía en el centro su gran templo. Este recinto se encontraba en Grecia, en el emplazamiento de lo que fue la antigua ciudad llamada Delfos (que hoy ya no existe), al pie del monte Parnaso, en medio de las montañas de la Fócida, a 700 m sobre el nivel del mar y a 9,5 km de distancia del golfo de Corinto. Llegó a ser el centro religioso del mundo helénico.
Hace unos 2600 años, el último rey de Lidia, Creso (560-546 adC), enviaba a sus emisarios a la ciudad de Delfos para consultar el oráculo ya que se preparaba para invadir el territorio persa y quería conocer los augurios. El proceso de consulta requería una cita previa con la pitonisa, un sacrificio al dios Apolo en el altar del templo, o al dios Dionisos si la consulta era en invierno ya que Apolo se marchaba al paraíso septentrional en tal estación, el pago de tasas, y finalmente, solo el día 7 de cada mes, día del nacimiento de Apolo, el consultante podía presentarse en persona para hacer las preguntas oralmente a la pitonisa.
Entonces, la pitonisa se retiraba al fondo del santuario y tras entrar en trance al inhalar gases o consumir alguna sustancia alucinógena, emitía su respuesta. En esta ocasión dijo; "Si cruzas el río Halys (que hace frontera entre Lidia y Persia), destruirás un gran imperio". Creso interpretó la respuesta como favorable y pensó que el gran imperio era el de los persas. Pero el "gran imperio" que se destruyó en aquella guerra fue el suyo, Lidia pasó a poder de los persas y Creso fue su último rey.
La figura del oráculo se remonta a la cuna de nuestra sociedad-sistema, a la antigua Grecia, en la que el oráculo era una institución unida a lo divino. En todas las sociedades anteriores ha existido una figura común, llámese druida para los celtas, shaman para las primitivas tribus siberianas, oráculo para griegos y romanos, todos ellos practicaban algún tipo de interpretación de los signos y adivinación del futuro.
En los tiempos de mayor esplendor del oráculo, las personas viajaban largas distancias y soportaban igualmente largas esperas para preguntarle qué les deparaba el destino. Apolo les respondía a través de la voz de las sacerdotisas, llamadas Pitias (las respuestas solían ser oscuras y ambiguas). Las candidatas a Pitias tenían que ser jóvenes, vírgenes y nacidas en Delfos.
De acuerdo con los relatos de la época, la Pitia atendía en una cámara ubicada en el corazón del templo. Se sentaba en un trípode, caía en un estado de trance y respondía las preguntas que le hacían. Era creencia común que el trance lo provocaban los vapores que brotaban de unas grietas en el suelo de la cámara.Las grietas y los vapores son mencionados en los escritos de Heródoto, Cicerón, Plinio el Viejo y Plutarco (este último, célebre autor de las Vidas paralelas, fue sacerdote de Apolo en Delfos). A Plutarco se le deben las primeras hipótesis acerca del origen geológico de los vapores que, según su descripción, despedían un aroma dulce.

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