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viernes, 28 de marzo de 2008

* el Poder Magnético de la Mirada *


por © Isabela Herranz

Al margen de su función visual, los ojos, mediante la mirada, son agentes muy activos de la influencia que un individuo puede buscar ejercer sobre los demás. ¿Qué pautas debemos seguir para comprender sus revelaciones y apreciar su poder magnético?
“Podemos leer el rostro de otra persona sin mirarla a los ojos, pero cuando los ojos se encuentran no solamente sabremos cómo se siente el otro, sino que él sabe que nosotros conocemos su estado de ánimo. Y de alguna forma, el contacto ocular nos hacer sentir, vivamente, abiertos, expuestos y vulnerables. El comportamiento ocular es tal vez la forma más sutil del lenguaje corporal”. Así se expresaba la socióloga Flora Davis en su conocida obra La comunicación no verbal al referirse al parámetro más expresivo y nítido del rostro humano: la mirada que emana de sus ojos.
Espejo por donde aflora y se filtra nuestro sentir más profundo, la mirada sola es capaz de iluminar y vivificar las emociones y sentimientos más insondables del ser. Posee un carácter misterioso, difícil de explicar, y sin embargo, es el primer elemento que permite formarnos una impresión cuando conocemos a alguien. Dicha impresión raramente es equívoca e ilusoria, siempre es confirmada por los hechos.
Si alguien pretende disimular su dolor detrás de una sonrisa, con frecuencia se delatará con los ojos, en ellos se manifestará la pena. Así pues, si tenemos dudas de las señales que emite una boca, los ojos siempre nos darán la respuesta.
Al referirse a las emisiones procedentes de los ojos, en su tratado La puissance du regard (1973) el radiestesista francés Antoine Lucy no podía ser más tajante: “No engañan nunca a quién sabe leer en ellos. Las intenciones, los instintos, las pasiones, las marcas de aprobación y reprobación, la atracción o el rechazo, la ironía, el engaño, la envidia, los celos, el odio, la piedad, la tristeza, la alegría… Todo, absolutamente todo, puede leerse asomándose a ellos”. Sin duda, sus afirmaciones eran ciertas pero la psicología de la mirada es tan compleja que no siempre resulta fácil adivinar los estados psicológicos y las emociones que emanan de ella. Hace falta entrenamiento, buenas dotes de observación y no olvidar, según escribiera el poeta Thomas Wyatt, que “el ojo es un traidor del corazón”. También es un potente emisor de “rayos” de naturaleza desconocida.
¿Ondas electromagnéticas?
Algunos investigadores han estudiado el problema de la mirada como emisora de rayos partiendo de teorías eléctricas y neurofisiológicas. "Todas las células vivas producen una radiación invisible" anunció el científico ruso Alexander Gurvitch en los años treinta tras descubrir que el tejido muscular, la córnea del ojo, la sangre y los nervios son "transmisores" de lo que denominó "radiación mitogenética".
Pocos años antes, en 1921, el doctor Charles Russ había demostrado en un Congreso Oftálmico celebrado en Oxford que con un aparato especial una persona podía hacer que un solenoide se moviera mirándolo fijamente. El doctor francés Paule Joire diseñó un aparato con una aguja que se movía cuando un ser humano lo miraba fijamente o estaba cerca de él. Denominó la fuerza desconocida que causaba la reacción "emanaciones de los sistemas biológicos".
Por otra parte, el doctor B.B. Kajinski y V.L. Durov se hicieron famosos en la antigua Unión Soviética por sus experimentos conjuntos en relación con el poder de la mirada y los fenómenos telepáticos. Durov estaba persuadido de que la mirada humana era capaz de paralizar al animal más feroz y así pareció demostrarlo con animales salvajes. También experimentó por sí mismo el efecto paralizante de la mirada con algunos peces y serpientes. En 1962 Kajinsky expuso finalmente sus experimentos con Durov y expresó la idea de que los bastoncillos de la retina del ojo pueden actuar como diminutas antenas de radio que envían señales telepáticas y que existe un rayo emitido por el ojo de 8 centésimas de milímetro de longitud de onda, en el límite de las ondas hertzianas y del infrarrojo. Unos años antes P.P. Lazarov y Tourouguine habían descubierto por separado que la acción de este rayo del ojo se detenía cuando se interponía entre el emisor y el receptor (ojo y nuca de un sujeto), un tamiz metálico de mallas muy finas. Las conclusiones a las que se llegó indicaban que el agente de transmisión del rayo emitido por el ojo se encontraba en el terreno de ondas electromagnéticas muy cortas, las llamadas ondas milimétricas. Sin duda se trata de energía procedente del cerebro, ¿podemos utilizarla en nuestro provecho? Brenda Dunne, directora del Princeton Engineering Anomalies Research Laboratory (PEAR), lleva décadas investigando la influencia de la mente humana sobre las máquinas y está convencida de que llegará un momento en que podremos interactuar con ellas con ayuda de “nuestros ojos”: “Ya tenemos ordenadores activados por la voz… Nos estamos moviendo en esa dirección con tecnología para discapacitados que les permitirá conectar un aparato a sus ondas cerebrales o a los movimientos de los ojos”, declaró a finales de los años noventa.
Aunque sea sólo de forma experimental, parece que ya es posible utilizar el poder mental a través de los ojos, así pues, ¿cómo va a sorprendernos que el magnetismo de la mirada haya alimentado concepciones fantásticas relativas a encantamientos y maleficios debidos a su acción, pero dejando a un lado la posibilidad la existencia del mal de ojo, no parece improbable que los ojos humanos hayan retenido también el poder hipnótico animal que se remonta a insectos y reptiles que se sirven de él para procurarse el alimento. No en vano, uno de los signos externos que ejercen mayor influencia en los demás es el poder, la firmeza y el brillo de la mirada. Tal poder puede influir en las decisiones ajenas y muchos filósofos y políticos han utilizado desde la más remota antigüedad el influjo fascinador de la mirada para rodearse de discípulos y seguidores y difundir sus ideas. Pitágoras sostenía la atención del auditorio con su mirada; Alejandro Magno ganó la batalla de Arbela enardeciendo a su tropa con el fuego de sus ojos.
Órganos del cerebro
No hay duda de que los receptores oculares son los órganos sensoriales que ofrecen mayor movilidad expresiva. Esto se debe a que alrededor de los ojos están agrupados la mayoría de los músculos que contribuyen a los movimientos mímicos del rostro. La preeminencia de estos receptores también se debe a que el nervio óptico, por el que se propagan las impresiones visuales no es un nervio como los otros: tiene la particularidad de ser una emanación directa de la sustancia nerviosa del cerebro, y por transmite al ojo, por tanto, a la mirada, informaciones sobre la condición en la que se encuentra el órgano cerebral. No en vano, ha señalado el investigador Lyall Watson en su obra Supernature que “embriológica y anatómicamente, el ojo es una extensión del cerebro”. Mientras se verifica el acto de la voluntad, los ojos son los focos magnéticos de donde irradia y se esparce el fluido nervioso y el influjo sugestivo. En este sentido, es sobradamente conocida la sugestión ejercida con la vista en la hipnosis, que se emplea por ser la forma más sencilla de inducir al trance hipnótico, así como la influencia benéfica de la mirada de los auténticos sanadores. Esta posee siempre una cualidad superior, capaz de ejercer una acción magnética calmante, muy distinta de la mirada de los enfermos mentales, los delincuentes y los asesinos en serie. En relación con estos últimos, no resulta de más tener en cuenta este parámetro para detectarlos antes de que sea demasiado tarde. Aunque la teoría del criminal nacido del antropólogo italiano Cesare Lombroso está desacredita y los morfopsicólogos actuales sostienen que en la estructura del rostro no puede reconocerse una disposición natural al crimen, señalan en cambio que en la expresión mímica, y especialmente la de la mirada, puede ser reveladora de tal disposición, al indicar el estado del alma actual de un individuo. Si hacemos caso a Marie-Noëlle Slonina, autora de la obra Tout savoir sur le regard (1987), “la mirada no miente a largo plazo. Raros son los ojos que no dicen la verdad de un rostro”. ¿Qué pautas debemos seguir para descubrir esa verdad? En los recuadros que acompañan este artículo se recogen algunas de esas pautas, pero existen muchas otras que cada uno debe intentar descubrir asomándose sin temor a los ojos de los demás. En ellos verá retazos de sus almas, fragmentos deshilachados de espíritus contrahechos, atribulados, pero también percibirán destellos luminosos en rostros animados por la paz de su espíritu o la grandeza de sus corazones que quizá hasta entonces no habían advertido. Si la nuestra está cargada de dichas partículas los demás también las verán.

jueves, 27 de marzo de 2008

* el Niño Interior *


*El niño interior*
Cuando se reconocen todas las partes de uno mismo!
se descubre la alquimia interior, que es todopoderosa.
Equivale a estar invitado a un baile de máscaras, donde hay infinidad de convidados.
Allí el juego consiste en identificar a cada uno de los personajes y llamarlo por su nombre.
En el momento en que se descubre su identidad, ocurre algo mágico e incomprensible: el enmascarado desaparece sin dejar rastro.
La transmutación interna es algo parecido, se trata de hacer consciente lo inconsciente. Con solo esta práctica podemos liberarnos de las cargas emocionales que hasta ahora nos han pintado la vida de tragedia.
En cada ser existe un rincón oculto donde habitan las partes de sí mismo que quedaron inconclusas y ahora buscan completarse.
A ese sitio le llamamos el niño interior, porque contiene dentro todos los aspectos inmaduros de nuestra personalidad.
Ese niño interno permanentemente gime: "dame, dame, dame", nunca está conforme, y siempre quiere más. Cada momento doloroso del pasado vive en este espacio, esperando ser cambiado, y su inconformidad se proyecta al tiempo presente para pedir ayuda.En el baile de máscaras, al que hoy hemos sido invitados, vamos a dedicar una mirada a ese niño interno abandonado, que solo requiere la atención de una mirada, para cambiar su llanto en sonrisas.
Antes de abordarlo debemos comprender que él es la suma de todos los aspectos rezagados de nosotros mismos. Podemos estar anclados en carencias de amor, de comprensión y de ternura, que congelan nuestro presente en la actitud terca de recibir sin dar nada a cambio, manifestando como resultado relaciones insatisfactorias.
Un niño está polarizado en recibir, porque es claro que él no puede prescindir del apoyo que le dan los adultos para su supervivencia. Pero, en su madurez, el ser humano debe alcanzar el equilibrio entre el tomar y el dar.
Hay la tendencia a creer que el pasado no es modificable, pero dentro de cada ser humano hay la fuerza para cambiarlo todo dentro de sí mismo.
Pongamos el ejemplo de alguien que, después de pasadas varias décadas, todavía se lamenta de que sus padres no le dieron la oportunidad de estudiar, y en cambio lo pusieron a trabajar desde temprana edad.
El pasado afecta al presente porque el niño interno herido sigue llorando la oportunidad que no tuvo, y por ello el adulto culpa arbitrariamente a los padres de todos sus fracasos.
Si en vez de alimentar rencores, la conciencia del adulto completa la experiencia del niño, los resultados pueden ser pasmosos. En este caso la terapia es crear una meditación guiada, donde el adulto hace el papel de padre. El observa internamente al niño en su rincón llorando, lo toma en sus brazos y le dice: "Comprendo tu dolor porque no tuviste oportunidad de estudiar.
No podemos cambiar el hecho de que tus padres tuvieran necesidad de tu trabajo, pero yo te voy a apoyar para que puedas completar tu educación, tal como lo has deseado". Si al dicho sigue el hecho, esa carencia se transformará en inmensa satisfacción.
En el niño interno habitan cuatro grandes familias de miedos, que en el camino de la vida tenemos que transformar.
Ellos son: el miedo a perder, el miedo a enfrentar, el miedo a ser abandonado, y el miedo a la muerte.
En el miedo a perder, la inseguridad se pone una coraza defensiva para aparentar ser su opuesto. Entonces en el baile de máscaras lo identificamos vestido de orgullo, soberbia, impaciencia, agresión, ira, autoritarismo, fanatismo y toda su corte de afiliados.
El miedo a enfrentar, en el papel de víctima se disfraza de pudor, timidez, susceptibilidad, cobardía, indecisión y todas las tonalidades de auto destrucción e inferioridad.
El miedo a ser abandonado trae consigo los celos, la posesividad, la vanidad, la sobreprotección, la baja autoestima, y la necesidad de manipular.
Y el miedo a la muerte porta muchas caretas, entre ellas: la desconfianza, la tacañería, los apegos, las fobias, la rebeldía, y la histeria.
Pretender controlar algún aspecto indeseable de nosotros mismos es tarea imposible, si el inconsciente manda y nuestra vida se halla encadenada a reaccionesinstintivas.
Pero si la conciencia hace la conexión, llevando luz hasta la raíz misma del problema, el niño interior desaparece y el adulto se hace cargo.
El secreto es atreverse a vivir el pasado nuevamente, pero con la conciencia del adulto, que comprende, acepta y aporta las soluciones adecuadas.
Noticias de la Ascensión-Por Hortensia Galvis R.

lunes, 24 de marzo de 2008

* estudios acerca de la Pareja Perfecta *


PASADENA, Estados Unidos.– Dos estudiantes de la Universidad de California del Sur acababan de conocerse durante un experimento para saber si tenían “química”. El le preguntó a ella qué estudiaba.
Español y sociología.
–Qué interesante. Yo también estudiaba sociología. ¿Cuáles son tus planes?
–Mis pasiones siempre fueron el español, el lenguaje y la escritura. Me encanta viajar y conocer nuevos lugares y culturas.
No eran Humphrey Bogart y Lauren Bacall. Sin embargo, mientras observaba esta conversación en la pantalla del televisor, el psicólogo Gian Gonzaga pensó que esta pareja tenía posibilidades. Ambos sonreían y se miraban al unísono, y la mujer se pasaba la mano por el pelo y humedecía sus labios, signos positivos de la química interpersonal que serían debidamente registrados en este experimento en los nuevos laboratorios eHarmony Labs. Comparando estos resultados con las respuestas que la pareja había dado a cientos de otras preguntas, los investigadores tenían la esperanza de acercarse a un nuevo y muy lucrativo grial: la elección correcta.
Hubo un tiempo en que la elección de una pareja era algo demasiado importante como para ser confiado a las personas que estaban bajo la influencia de hormonas flamígeras. Sus padres, a veces asistidos por astrólogos y casamenteros, supervisaban el cortejo hasta que las costumbres cambiaron en Occidente por lo que se llamó la revolución de Romeo y Julieta. Adultos, dejen a los chicos solos.
Pero ahora, algunos científicos sociales han redescubierto la supervisión de los adultos -siempre que tengan doctorados y vastas cantidades de datos psicométricos-. La industria de la búsqueda de pareja online vive un verdadero boom mientras grupos científicos rivales ponen a prueba sus algoritmos para encontrar el verdadero amor.
El equipo que lleva la delantera es, precisamente, el de eHarmony, la compañía que hace ocho años fue pionera en negarse a que sus usuarios de Internet buscaran citas por sí solos. Ellos les piden que contesten 258 preguntas de un test de personalidad y luego eligen a los enamorados potenciales.
Basada en una encuesta nacional que se realizó a su pedido, la compañía estima que este sistema fue responsable de alrededor del 2% de los matrimonios de los Estados Unidos del último año, alrededor de 120 bodas por día.
Otra compañía, Perfectmatch.com, está utilizando un algoritmo diseñador por Pepper Schwartz, sociólogo de la Universidad de Washington, en Seattle. Match.com, que se transformó en el servicio de citas más grande de la red global dejando que las personas elijan a sus parejas, acaba de presentar un nuevo servicio para encontrarlas electrónicamente, Chemistry.com, utilizando un algoritmo creado por Helen E. Fisher, una antropóloga de Rutgers que estudió la química neural de las personas enamoradas.
Mientras los casamenteros compiten por clientes y critican las metodologías de sus competidores, la batalla ha intrigado a científicos que estudian el juego amoroso. Por un lado, son escépticos, porque los algoritmos y los resultados no fueron publicados en revistas con referato. Pero también se dan cuenta de que estas compañías les dan una notable oportunidad de reunir enormes cantidades de datos y de probar sus teorías. EHarmony asegura que más de 19 millones de personas han llenado su cuestionario.
Algoritmos amorosos
El algoritmo lo desarrolló hace diez años el psicólogo Galen Buckwalter, que había sido profesor en la Universidad de California del Sur. A partir de evidencia de que las similitudes de personalidad predicen la felicidad en una relación, Buckwalter les hizo cientos de preguntas sobre personalidad a 5000 parejas casadas y relacionó las respuestas con la felicidad marital de los participantes medida con un instrumento llamado "escala de ajuste diádico".
El resultado fue un algoritmo que debería hacer coincidir a las personas en 29 "rasgos fundamentales", como el estilo social o el temperamento emocional, y "atributos vitales", como las habilidades para relacionarse con los demás.
"No estamos buscando clones, pero nuestros modelos hacen hincapié en las similitudes de la personalidad y en los valores -explicó el doctor Buckwalter-. Es muy frecuente que las diferencias resulten atractivas al principio de una relación, pero después de dos años pierden todo interés. A las personas tipo A hay que juntarlas con personas similares. Es mucho más fácil relacionarse cuando no hay que negociar todas esas diferencias."
Pero ¿funciona realmente este método? En teoría, y con la ayuda de millones de clientes que pagan hasta 60 dólares por mes, eHarmony posee los datos y los recursos para realizar una investigación de primer nivel. Cuenta con un comité asesor formado por científicos sociales reconocidos y un nuevo laboratorio con investigadores tales como el doctor Gonzaga, que antes había trabajado en el laboratorio de estudios del matrimonio en la UCLA.
Hasta ahora, y excepto una presentación durante un congreso de psicólogos, la empresa no ha producido demasiada evidencia científica de que su método funciona. Comenzó un estudio longitudinal para comparar a las parejas de eHarmony con un grupo control y Buckwalter afirma que publicará trabajos en revistas científicas con revisión por pares, pero no los detalles del algoritmo. Mantener este secreto puede ser un movimiento comercial inteligente, pero hace de eHarmony motivo de las críticas científicas, sin mencionar las de sus competidores.
En la batalla de los formadores de parejas, la empresa Chemistry.com difundió publicidades en contra de eHarmony por rechazar formar parejas gay (eHarmony responde que no puede hacerlo porque el algoritmo utiliza datos de heterosexuales), y eHarmony solicitó a la Oficina de Competencia Leal que Chemistry.com no siguiera exigiendo públicamente que probaran que el algoritmo había sido validado científicamente.
Las autoridades resolvieron que no había evidencia suficiente y Chemistry.com tuvo que suspender las publicidades que atribuían irónicamente el método a "la más moderna ciencia de la atracción".
Fisher asegura que posee evidencia de los usuarios de Chemistry.com para validar el método, lo que pronto publicará con detalles del algoritmo. "Creo en la transparencia -afirmó la investigadora-. Quiero compartir los datos que tengo para que sean revisados por pares." Hasta que los científicos analicen los números, nadie sabrá cuan efectivos son los algoritmos, pero hay algo que sí queda claro: las personas no saben elegir online a sus parejas. En general, se citan con menos del 1% de los "perfiles" estudiados y esas citas no suelen dar buenos resultados.

domingo, 23 de marzo de 2008

* Nuestro Laberinto Mental *


Los esquemas del pensamiento de toda persona, son producto de lo que ha ido enseñando la vida, a través de sus padres, sus maestros, la cultura, lo social, sus experiencias personales, etc., y también aportan lo suyo la herencia genética y, en segundo tiempo, los sucesos desencadenantes.
Todo ello va conformando una psiquis estructurada en base a esquemas de pensamiento relativamente estables en estado normal.
A cada pensamiento le corresponde una carga afectiva determinada: a un pensamiento positivo le corresponde un sentimiento positivo, y a un pensamiento negativo le corresponde un sentimiento negativo (esto dicho teniendo en cuenta que lo que es positivo para una persona determinada
puede no serlo para otra, y lo mismo ocurre con lo negativo).
Ahora bien, ocurre muchas veces que, un estímulo determinado (una situación, un objeto, etc.) puede activar en nosotros una serie de pensamientos disfuncionales que estaban inactivos.
Una vez que dichos pensamientos se activan, nuestro pensamiento normal se ve alterado y de ello deriva que nuestro estado anímico también se vea alterado,
entrando así en un estado determinado que puede ser depresivo,
o ansioso, o de miedo, o de cólera, etc.
Por ejemplo, si entramos en un estado depresivo, nuestro autoconcepto estará desvalorizado, así como también veremos en forma negativa a nuestro futuro y a nuestras experiencias presentes y pasadas. Veremos todo, en su conjunto, con lentes negros. En realidad, no deberíamos creer en toda esta maraña de pensamientos oscuros,
ya que estamos produciendo nosotros mismos una alteración de nuestro estado de ánimo.
Lo mismo vale para un estado de miedo irracional, en el cual nuestro pensamiento anticipatorio acerca de un determinado estímulo-situación-objeto es un pensamiento catastrófico según el cual nos va a suceder lo peor y, por eso, tomamos como defensa, el evitar dicho estímulo acrecentando así, paradójicamente, nuestro miedo irracional hacia el mismo.
Es difícil, cuando ya hemos caído en un estado de ésta índole, convencernos de que las cosas no son tan extremas como las estamos pensando.
Pero una vez que hemos salido y hemos recobrado nuestro estado de ánimo y nuestros pensamientos habituales (entre los cuales también hay pensamiento disfuncionales aunque no tan extremos), deberíamos poner manos a la obra para no tener recaídas una y otra vez.
Para ello, es necesario investigar por qué se ha caído en ese estado.
Tomar nota de cuál fue la experiencia-estímulo que produjo dicha alteración anímica
(y a veces también física), cuáles fueron los pensamientos durante esa experiencia.
Este proceso de detección de los pensamientos
nos ayuda a ir manejándolos nosotros a ellos, y no al revés.
Pero éste sólo es el primer paso. Para realizar modificaciones verdaderamente profundas, es necesario hacer ciertos procesos de cambio con la ayuda de un terapeuta. Más aún, si tenemos en cuenta que dichos pensamientos disfuncionales están, a su vez, sustentados por esquemas de pensamientos subyacentes que no podemos inferir solos por nuestra propia cuenta.
Por eso, una terapia eficaz apunta a descubrir dichos pensamientos, concientizarlos, poner a prueba la validez de los mismos, suprimirlos y reemplazarlos por pensamientos alternativos más adaptativos, loos cuales se reflejarán en conductas más adaptativas.
También apunta a la modificación más profunda de los esquemas subyacentes que sustentan los mismos.
En dicho proceso terapéutico, al modificar nuestro sistema de creencias, veremos que muchas veces,
no nos "suceden" las cosas desagradables sino que nosotros las hacemos suceder,
provocando con nuestra actitud (la cual está precedida por nuestros pensamientos)
determinadas situaciones que nos hacen sufrir.
Nuestro "mapa mental del mundo" no es el mundo.
Por lo tanto, si en él reina el miedo, el dolor, la inseguridad, la desconfianza, la dependencia emocional, el control obsesivo, los estados depresivos, un narcisismo desmedido que nos trae problemas de relación, o cualquier otra problemática que derive de una valoración distorsionada acerca de nuestro mundo real (incluida nuestra propia persona),
ésta podrá ser modificada a través de un proceso terapéutico adecuado, ya que se trata sólo de una representación subjetiva del universo la cual, una vez que se ha logrado cambiar favorablemente, entonces sí, podrá verse reflejada en nuestro mundo real o externo.

Autora: Lic. Viviana Blas

jueves, 20 de marzo de 2008

* el Secreto de la Monogamia *


En 1972, Lowell Getz, un investigador de la Universidad de Illinois, EE.UU., estudiaba el comportamiento de un tipo de roedores (prairie voles) y encontró que con frecuencia caían en la trampa el mismo macho y la misma hembra. Intrigado por la monogamia de estos animales, Getz pidió ayuda a su colega Sue Carter, quien descubrió que, tras el primer apareamiento, se creaba un compromiso que solía ser de por vida.
Las responsables son dos hormonas: la oxitocina en las hembras y la vasopresina en los machos. Para corroborar los resultados, Carter inyectó en las hembras oxitocina y éstas fueron menos selectivas al elegir un macho, además de que la unión resultó más fuerte tanto con la pareja como con los hijos. Lo mismo hizo con los machos y la vasopresina y los resultados fueron similares, incluso en ratones que aún no se habían apareado. Por último, inyectó sustancias antagónicas a las dos hormonas en parejas "consolidadas" de ratones, y el resultado fue que el compromiso desaparecía.
Los investigadores descubrieron que los niveles de hormonas entre estos ratones monógamos y otros polígamos eran los mismos, pero al comparar sus cerebros encontraron una diferencia en la distribución de los receptores (las moléculas que responden a las neuronas). Los prairie voles tienen más receptores en diferentes partes del cerebro, que sus primos polígamos.

viernes, 14 de marzo de 2008

* acerca de la Manipulación y la Gente Manipuladora*

Perfil de un/a manipulador/a:

• Siempre habla con indirectas y generalidades, evitando abordar las cuestiones de forma clara y yendo directamente al meollo de la cuestión.
• Le encantan los cotilleos, especialmente los que perjudican a su entorno y le benefician a él, de forma directa o indirecta.
• No asume sus palabras ni sus actos e intenta adjudicar sus errores a otros para no perder su posición de privilegio.
• No sabe escuchar y trata de ser el centro de todas las conversaciones. Además, no le interesa la otra gente.
• Desvaloriza y rebaja la personalidad y el trabajo de los que le rodean, para sentirse mejor consigo mismo y quedar bien ante los demás.
• Está rodeado de gente que vive con miedo. Generalmente agota las energías de todos los que le sufren.
• Siembra confusión y cizaña. Es mentiroso, tramposo y deshonesto. Sus mejores armas son los peores defectos que una persona puede tener.
• Abusa de su autoridad, es muy terco y utiliza su poder para destruir lo que funciona, acosar y someter.
• Da la vuelta a las situaciones para salir ganando y está empeñado en contarlo todo.
L
Tratan a las personas como marionetas a las que sólo ellos pueden manejar. Degradan a sus empleados, sus parejas o sus hijos y logran que hagan todo lo que no quieren por culpa o por miedo.
Logran que las personas que se encuentran a su alrededor lleven a cabo exactamente lo que ellos quieren, aunque sin saber muy bien cómo ni por qué...en un principio se presentan como personas encantadoras, víctimas del mundo y la mala suerte. Piden mucho y dan muy poco: para lograr sus objetivos no escatiman esfuerzos y generan en los otros sentimientos muy difíciles de superar, utilizan su poder sólo para el beneficio personal. En qué consiste esta estrategia que en muchos casos se convierte en una patología con consecuencias graves.Radiografía del manipuladorLa definición del diccionario no deja lugar a dudas, manipular es “intervenir de forma poco escrupulosa en la política, la sociedad, etc., para servir intereses propios o ajenos ” y eso hacen las personas que no en vano se han ganado el mote de manipuladores.“El manipulador quiere lograr que el otro haga lo que quiere, sin que su víctima se dé cuenta y con la menor resistencia posible. Nunca reconoce sus defectos y errores y consigue que los otros lo toleren”, explica el Lic. Hugo Pisanelli, de Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires.En realidad, los manipuladores adoptan diferentes estrategias. Lo cierto es que la manipulación es una artimaña que casi todos los seres humanos ejercemos aunque, en menor medida que los denominados manipuladores. Todos utilizamos la manipulación como una forma de lograr lo que queremos y de que nuestras faltas pasen desapercibidas. “Si bien cierto grado de manipulación existe en todos los vínculos, cuando el manipulador es conciente de su conducta y no siente culpa por ello, y cuando este mecanismo ocupa un lugar central en sus relaciones personales, podemos hablar de una patología de la personalidad”, explica Juan Manuel Bulacio, médico psiquiatra y Presidente de la Fundación ICCAp (Investigación en Ciencias Cognitivas Aplicadas). La persona manipuladora es conciente de las estrategias que utiliza pero siempre intenta proyectar la culpa en los demás.“No es conciente de sus pérdidas y sus fracasos y utiliza sus infortunios como herramienta para conseguir que lo ayuden con dinero, trabajo o situaciones que no siempre son legales”, agrega Pisanelli.Trampas y engañosLas personas que han padecido o padecen la compañía de un manipulador seguramente contarán historias en las que siempre pierden algo: dinero, una casa, la dignidad, la autoestima...todos quieren huir de ellos. Pero para hacerlo, primero es necesario reconocerlos.Los manipuladores se muestran muy seguros de sí mismos, son las típicas personas que saben de todo y son muy ambiciosos. Al principio tratan de caer bien, pero cuando ya se han “ganado” a su presa comienzan las mentiras y el egoísmo.“Agotan a las personas que los rodean y perjudican con sus pedidos, hacen sufrir de frustración, desilusión y defraudación”, explica el Lic. Pisanelli.Por supuesto las personas más vulnerables son las que tienen mayor riesgo de caer en sus redes: los crédulos, lo inseguros, los susceptibles y los que tienen tendencia a sentirse culpables. Sus familiares no pueden escapar de ellos, pero sus amigos o parejas sufren una decepción porque llegan a conocerlos después de un tiempo.“Son intolerantes, actúan sobre los puntos débiles de quienes desean obtener un beneficio, aprovechándose de ellos. Nunca tienen en cuenta las necesidades del otro, aunque las utilizan como argumentos para alcanzar sus fines”, argumenta Bulacio. ¿Se puede solucionar esta conducta?Como los manipuladores generalmente creen que ellos hacen todo bien, no se dan la posibilidad de cambiar. “En la mayoría de los casos no son tratables, salvo cuando se angustian pero a veces salen de estas crisis perfeccionados y sin posibilidades de modificar su conducta”, agrega el Lic. Pisanelli.Para no caer en sus trampas hay que estar muy atento. “Si frente a un manipulador se experimenta, por ejemplo, miedo o culpa, deberá tratar de actuarse como si dichas emociones no estuvieran presentes”, aconseja Bulacio.Trabajar con el enemigoEn el ámbito laboral estos personajes ocupan generalmente el rol de jefes. Su forma de operar consiste en buscar los puntos débiles de los demás, haciendo que se sientan culpables y llevándolos, mediante engaños, a realizar determinadas tareas o vivir ciertas situaciones que les desagradan o que, si hubieran tenido libertad de decisión, nunca hubieran elegido.Los jefes o compañeros manipuladores en muchos casos echan a perder tareas, negocios y proyectos, por el sólo hecho de que no reportan ningún beneficio para ellos. En otros casos logran posicionarse y acceder a ciertos privilegios a expensas de otros. También suele suceder que se atribuyen los méritos de sus subordinados o compañeros. En la mayoría de los casos los manipuladores son descubiertos y se van quedando solos.“En el ámbito laboral las personas manipuladoras tienden a lograr beneficios iniciales, aunque en la medida en que sus estrategias se hacen más evidentes las dificultades interpersonales se incrementan. Quienes logran manipular en forma más sutil tienen grandes posibilidades de escalar en los diversos ámbitos en que actúan. Frente a ellos es importante en primer lugar detectarlos y en la medida de lo posible hacer evidentes sus maniobras”, explica el Lic. Bulacio.También suele ocurrir en el ámbito laboral (aunque sucede también en la esfera de las relaciones personales) que la persona que convive con el manipulador experimenta una sensación de peligro inminente al enfrentar al manipulador (cree que será despedida o degradada, generalmente), por lo cual evita esta situación.“Los sujetos con personalidades más débiles o dependientes, tienden a ser más vulnerables frente a ellos y el hecho de no poder enfrentarlos genera un círculo vicioso que acentúa dichas características”, agrega el médico psiquiatra.Conocerlos, estar atentos y no dejarse manejar son las mejores salidas ante este tipo de personalidades.

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