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sábado, 28 de junio de 2008

* el Jardín Zen *


Cuando escuchamos nuestra voz interior, podemos percibir nuestra esencia, aquí es donde nuestros sentidos internos se fusionan y podemos atravesar el umbral, para darnos cuenta de lo que no percibíamos antes, pero estaba frente a nosotros todo el tiempo.
El Jardín Zen representa el camino de la vida, constantemente lleno de cambios, diversos surcos, altas y bajas, tropiezos y obstáculos, brillo y oscuridad, sombra y luz.
El Zen nos enseña que debemos de comprometernos y reconocer los pasos que nos llevan a progresar hacia un entendimiento que nos acerca a la supuesta distante iluminación.
El Jardín Zen permite dar descanso a nuestra mente, concentrarla en un solo punto. Tranquilizar la ansiedad, la angustia y los miedos. Podemos cambiar su forma infinidad de veces, retirando las rocas, alisando las piedras, colocando nuevamente los elementos, y trazando los surcos que representaran nuevas oportunidades para continuar en nuestro sendero. Nos da la oportunidad de renovarnos con cada experiencia.
Desde los inicios de los tiempos, se ha considerado a la tierra como fuente de sostenimiento, la observación ha sido la base del conocimiento, y el secreto profundo de un Jardín Zen reside precisamente en la contemplación. Pocas veces nos detenemos a observar los detalles de lo que nos rodea, generalmente pasamos y vemos, pero no observamos con detenimiento las cosas, debido a la gran inquietud que crea la vida, la incertidumbre de hacia donde vamos, que somos, por que estamos. Al enfrentarnos a la gran responsabilidad de sobrevivir, dejamos muchas veces pasar los pequeños detalles que pueden hacer mas placentera nuestra estancia en este planeta.
Generalmente vemos parcialmente, omitimos el resto de los componentes, porque la mente esta divagando en muchas cosas, se comporta en forma necia o arrogante, cuando un pensamiento llega, otro surge inmediatamente, y a través de la ilusión creemos en una realidad parcial...
El Jardín Zen se compone de varios elementos:
Tierra - arena
Representa la plataforma sobre la cual existimos, se considera como un elemento que absorbe, recicla y transmuta la energía a través de su magnetismo.
Al contar con este elemento en los lugares, nos ayuda a neutralizar las frecuencias nocivas, todos los pensamientos, emociones, actitudes, o energía negativa se transmutan, creando un ambiente de tranquilidad y serenidad.
Rocas
Las piedras representan los obstáculos y tropiezos que enfrentamos a lo largo de nuestra existencia. Sin importar que tan grandes o pequeños son, siempre nos van dejando una enseñanza. Nada pasa por casualidad, todo tiene un motivo, de causa y efecto.
No debemos sentirnos culpables por los errores, los fracasos o las caídas, ya sin estos no podríamos crecer como individuos. Las rocas simbolizan las experiencias y los peldaños que avanzamos en nuestra vida.
Cristales de cuarzo
Los cuarzos son seres vivientes de la tierra, que por su cualidad especial permiten recibir, almacenar, transmitir, energía positiva. En el Jardín Zen, los cristales se programan para que actúen como generadores permanentes de energía, ayudando a crear una sensación de armonía y equilibrio en los espacios. La transparencia del cristal revela la luz del entendimiento, ya que al ser transparente muestra la sencillez, la humildad y la modestia.
La mente cesa de estar limitada, comienza la búsqueda de entendimiento, captamos el complemento oculto, disipamos los velos del ensueño, abrimos la puerta a la imaginación, dejando que los objetos de la naturaleza nos revelen lo que queremos expresar.
El Jardín Zen nos da la oportunidad de meditar, reflexionar y mover la energía para producir los cambios constantes, a través de las formas.
Las 8 rocas representan los 8 senderos de la sabiduría, por los que el ser humano tiene que atravesar para llegar a la iluminación. Estos senderos se interpretarán como: 1) Fuerza de voluntad - Para todo lo que necesitamos hacer, requerimos esta fuerza de donde emanan las ideas, los objetivos, las metas.
2) Misericordia - En todos nuestros actos y pensamientos
3) Creación - Llevar a cabo las cosas sin dejarlas a medias, no quedarse en el "hubiera", sino tener la satisfacción de hacer el intento.
4) Belleza - Seguir el ejemplo de la naturaleza y las cualidades del equilibrio. Percibir la belleza interna tanto como la externa
5) Tolerancia - Ser benevolente en los juicios, utilizar la paciencia y el respeto hacia todo lo existente.
6) Perdón - No guardar rencores, comprender que cada quien tiene su etapa de evolución, nadie es perfecto.
7) Formación - Normar nuestro criterio, aprendiendo de todo lo que se nos presenta, estar atentos y abiertos para recibir los mensajes.
8) Conocimiento- Actuar con humildad, nunca se sabe suficiente, el verdadero maestro comprende que la sabiduría no lo es todo.
Una vez que se recorren estos senderos, se llega al noveno, representado por el cuarzo que refleja la luz del entendimiento. No basta tener sabiduría, conocimiento, se requiere entendimiento para llegar a la iluminación.
Generalmente esta piedra, roca o mineral se esconde dentro de la arena para que sea encontrada con la fuerza del espíritu o el alma, que es luz, energía pura.
Estas nueve puertas son las que tenemos que abrir cuando hacemos una introspección, cuando buscamos verdaderamente en nuestro interior en que‚ etapa nos encontramos, cómo hemos guiado nuestros actos.

viernes, 28 de marzo de 2008

* Jardines Herméticos * Hatfield House


JARDINES HERMÉTICOS:
ESPAÑA:
Parque del Capricho (Madrid): Tras décadas de expolio y abandono hoy puede visitarse en fines de semana este pequeño parque jardín con veredas de lilos floridos en primavera y repleto de estatuillas mitológicas, columnatas jónicas, templetes, pabellones, estanques y canales. Algunos de sus elementos herméticos más notables son un laberinto de arbustos, una fuente con delfines y ranas de piedra y una plazuela con un templo clásico adornada con esfinges recostadas.
Aranjuez (Madrid): Considerados “paisaje cultural de la humanidad” desde diciembre del 2001 por la UNESCO, los ocho jardines que constituyen el emblema de esta localidad madrileña poseen todos los ingredientes clásicos de los jardines herméticos. Desde el Jardín de la Isla, cuyo nombre ya rememora el jardín de Kythera en el Sueño de Polifilo, hasta el del Príncipe presidido por la estatua de la diosa Ceres, símbolo de la longevidad y la abundancia, pasando por alamedas de cítricos (como en el Jardín de las Hespérides), praderas de flores, rosaledas e innumerables conjuntos de fuentes con toda la estatuaria mitológica al completo. Estos jardines fueron el primer intento de Felipe II, el rey alquimista, de crear un equivalente moderno a las grandes obras de ingeniería renacentista y el lugar -una antigua ciénaga- fue convertido en vergel gracias a los ingenieros flamencos e italianos que ordenó venir. En tiempos de Felipe IV se sustituyeron parte de sus “grutas” por hornacinas y se colocó un conjunto de esculturas, dotando a este espacio de un significado político-dinástico y haciéndoles perder parte de su simbolismo. Sin embargo, en 1986 se recuperaron algunos de los elementos perdidos como la fuente de jaspe verde labrada por Roque Solario en 1580, símbolo hermético del apogeo de la juventud y de lo eterno.
Parque de la villa de Horta (Barcelona): Sus cascadas, estanques, grutas y pasajes escalonados van señalando el camino que conduce a un laberinto de setos formados por cipreses. En la entrada hay una placa de mármol en la que Teseo recibe el hilo de Ariadna. En el centro se refugia Dafne que huye del acoso de Apolo.

FRANCIA:
Fontainebleau: Tanto el jardín como el patio del palacio donde se encuentra estuvieron rodeados de un canal (modelo isla de Kythera). En la actualidad sólo se puede visitar la zona del jardín inglés trazado en 1812. En él se instaló en torno a 1543 la primera gruta de jardín en Francia, denominada grotte des pins. Se ha conservado la fachada de la gruta con atlantes que sostienen los tres arcos de la entrada.
Versalles: La magnificencia de la época del rey Luis XIV se plasma en estos jardines proyectados por André Le Nôtre (1613-1700) y decorados por Charles Le Brun (1619-1690). En ellos hubo un laberinto cuadrangular atravesado por numerosas avenidas de árboles en cuyos extremos se entrecruzaban fuentes con aparejo de gruta y ornamentación de conchas. El laberinto ha desaparecido pero aún persisten muchos elementos de la tradición hermética, especialmente sus fuentes y estatuas.

INGLATERRA:
Hatfield House (Hertfordhire): Fue rediseñado en 1610 por Salomón de Caus que amplió la fuente e instaló una cascada que descendía hasta un jardín de agua artificial. Con el transcurso de los siglos sufrió muchas modificaciones, pero aún perdura su estructura de jardín geométrico y un laberinto situado en la zona este.
Melbourne Hall (Derbyshire): Uno de los pocos jardines que han mantenido bastante intactos algunos de los elementos de la tradición hermética. Los “preside” una estatua de Mercurio.

ITALIA:
Bomarzo (próximo a Viterbo): Este jardín atípico y único en su estilo combina la tradición alquímica medieval y la imaginación de su creador Vicino Orsini. La mezcla de fantasía y tradición alquimista crean la ilusión de un universo distorsionado que pone en tela de juicio la imagen habitual del mundo. El recorrido por este jardín repleto de estatuas gigantes de ninfas, dragones, esfinges, dioses y héroes, así como fuentes y grutas es laberíntico. Las sensaciones que suscita perduran en el ánimo.
Villa Lante de Bagnaia: A pocos kilómetros de Bomarzo, es quizás el jardín renacentista más bello de Europa. Sus fuentes con prodigiosos juegos de agua, esculturas, grutas y bosques –en él se funde el paisaje natural y el cultural- provocan fascinación.

* Jardines Herméticos * Simbología


SÍMBOLOS EN LOS JARDINES HERMÉTICOS

Al igual que los chakras hindúes o los sefirots de la cábala, los símbolos son auténticos centros -o máquinas psicológicas- en los que se transforma la energía. Su rica diversidad está presente en los jardines herméticos.

DRAGÓN BICÉFALO: Los alquimistas extrajeron muchos símbolos del reino animal y formaron un bestiario con seres reales como las águilas y otros míticos como el fénix y el unicornio. Entre los más representados se encuentra el dragón bicéfalo, vigia perpetúo de los jardines herméticos, y representante del jeroglífico de la materia mineral bruta con la cual debe comenzar la Obra.
ESTATUARIA: Abundan las estatuas con personajes mitológicos en especial los que forman pares alquímicos como Apolo y Dafne, Júpiter y Hera, Teseo y Ariadna, Venus y Adonis, símbolos del amor, la fecundidad y la sabiduría. Además de dioses y héroes, son frecuentes las representaciones del sol y la luna, del rey y la reina, todos ellos pares alquímicos que representan la unión de los principios opuestos (conjunctio) necesarios para generar los metales. Se les suele encontrar representados en las fuentes.
FLORES Y PLANTAS AROMÁTICAS: Son abundantes en todos los jardines. Destacamos algunas descritas por Daniel Stolcius en su Viridarium chimicum (El jardín placentero de la química, 1624) por su destacado simbolismo alquímico: la viña alude a la fertilidad; la morera contiene los principios de la transmutación del gusano de seda; el mirto es símbolo de la fidelidad conyugal; el olivo estaba consagrado a Minerva, diosa de la sabiduría; el azafrán tiene el poder de teñir la piedra filosofal; el laurel alude a Dafne, que al huir de Apolo fue transformada en laurel. Este par alquímico formado por Apolo y Dafne es un símbolo profusamente utilizado por los alquimistas.
FUENTE: En general simboliza el renacimiento perpetuo, la longevidad que produce el elixir de la vida alquímica. Sobre todo en los jardines árabes, las construcciones se erigen en torno a un patio cuadrado cuyo centro está ocupado por una fuente: la imagen del paraíso terrestre.
La fuente es imagen alquímica fundamental al estar asociada con el florecer y crecimiento de la Obra. Unas veces se encuentra con tres caños (“leche virginal”, “vinagre fuerte” y “agua de vida”) que al juntarse forman “una agua única, clara, que todo lo purifica y que sin embargo contiene todo lo necesario”. Las cuatro estrellas en las esquinas de la fuente representan la cuaternidad de los elementos mientras que la estrella central superior es la quintaesencia, el símbolo de la unidad espiritual.
GRUTA: Como lugar de nacimiento y regeneración se encuentra representada en todos los jardines iniciáticos. Es una matriz análoga al crisol de los alquimistas y simboliza el proceso de interiorización psicológica que conduce a la madurez y la evolución espiritual.
LABERINTO: El visitante que lo recorre es como el héroe Teseo que lucha contra el Minotauro, es decir, el alquimista que lucha contra las dificultades de la Gran Obra, objetivo final de las operaciones alquímicas cuya primera etapa es la obtención de la piedra filosofal. El iniciado se escapa gracias al hilo de Ariadna, el conocimiento secreto necesario que aporta la clave para llevar a cabo la Obra. Las estatuas de Ícaro y Dédalo en los laberintos representan la sustancia volátil porque según el mito escaparon del laberinto utilizando alas de cera.
MURO: La cerca que delimita el espacio ajardinado confiere el carácter cerrado del mismo y lo protege del exterior. Las cuatro puertas mantienen la imagen hermética del “hortus conclusus” clásico donde se busca el centro más íntimo del alma.
ROSAS/ROSALEDA: Las rosas son esenciales en todo jardín hermético: la rosa blanca y la rosa roja son los nombres que se dan en la alquimia a las tinturas lunar y solar. La rosa hermética es la sustancia doble que se convierte en el agente de transformaciones que caracteriza la piedra filosofal. Según el fermento argéntico o aurífico esta rosa hermética puede ser blanca o roja.

* el Jardin de la Virgen Maria - Monte Athos *


La península del Monte Athos en Grecia se encuentra donde según dice la tradición el Gigante Athos lanzó una gran piedra a Poseidón durante la Batalla de los Dioses. Esta península que penetra 60 kilómetros en el Mar Egeo y cuya anchura va de los 7 a los 12 kilómetros, alberga 20 monasterios ortodoxos de gran belleza, que forman el estado monástico más antiguo que aún existe, en la actualidad pese a estar bajo la soberanía griega, sigue siendo autónomo.
Pese a tratarse una península sólo se puede acceder a ella por barco. Por otra parte el número de visitantes es muy reducido y necesitan un permiso especial. Sólo se permite visitar la península a hombres jamás a mujeres (la Unión Europea ha pedido repetidamente al gobierno griego la retirada de esta "ley" sin éxito). De hecho está prohibida la presencia de hembras de todas las especies animales excepto de los gatos y las gallinas ponedoras. Las condiciones para la residencia aún son más restrictivas, así sólo se permite residir en la península a cristianos ortodoxos, esta restricción no aplica a los visitantes, aunque los ortodoxos tienen prioridad para obtener permiso.
Cuenta la tradición que la Virgen María navegaba con San Juan Evangelista desde Joppa a Chipre, cuando el barco en que viajaban fue arrastrado al pagano monte Athos y la Virgen quedó encantada con la belleza del sitio y pidió a Su Hijo que el Monte Athos fuera su jardín. A partir de este momento fue consagrado como el jardín de la Madre de Dios y estaría fuera del alcance de todas las demás mujeres.
Las fuentes históricas son pocas, pero se cree que ya había monjes en el siglo III, conviviendo cristianos y paganos. Pero fue durante el Imperio Bizantino cuando los monasterios florecieron, y en el siglo IX cuando se concedió a los monjes el control de la península de manera que sólo ellos pudieran asentarse en ella. Finalmente en el siglo X los límites del estado monástico fuero definitivamente delimitados y su capital fijada en Karyes.
Tras las IV Cruzada (1204) cayó bajo dominio de Señores Católicos lo cual produjo que los monjes pidieran la protección del Papa Inocencio III, ante los atropellos, humillaciones y que fueron sometidos pors los católicos. Más tarde, en el 1307, los almogávares catalanes saquearon numerosos monasterios y aterrorizaron a los monjes durante un par de años.
Tras la caída del Imperio Bizantino los monjes consiguieron mantener buenas relaciones con los sultanes otomanos. Así los siglos XV y XVI fueron pacíficos y bajo la protección de los sultanes otomanos se fundaron nuevos monasterios, pese a esta protección los ataques saqueos piratas fueron bastante habituales.
Pero durante el siglo XVII las cosas aún empeoraron más, los monasterios llegaron a una situación de crisis económica ahogados por los impuestos otomanos, las confiscaciones y las grandes sumas de dinero que tuvieron que pagar al sultán para mantener sus privilegios y autonomía. Esta crisis obligó a cerrar varios monasterios y a optar a muchos monjes por la vida semi-eremítica (cada monje vivía de manera casi independiente, se encargaba de su propio sostenimiento y sólo ser reunía con otros monjes en la iglesia). Los zares rusos en un intento de ampliar su influencia en la zona, ofrecieron grandes donaciones durante este período que ayudaron a mantener los monasterios.
Finalmente durante el siglo XIX la península se revitalizó gracias al patronazgo del gobierno ruso y se llegó a 7,000 monjes en 1902. En 1912 la marina griega expulsó a los otomanos y la península pasó a formar parte definitiva de Grecia.
Tras la invasión de Grecia por parte de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, los monjes pidieron a Hitler que pusiera el Monte Athos bajo su protección personal, cosa a la que accedió, de manera que los ocupantes no interfirieron con el Monte Athos.
En la actualidad es parte de Grecia, pero sigue contando con el antiguo privilegio de auto-gobierno que le viene del antiguo estado monástico. La población monástica se sitúa en torno a los 1610 muchos de ellos jóvenes, atrás quedan los años 70 en los que la población llegó al mínimo de 1145 monjes muchos de ellos de avanzada edad. Los monasterios del Monte Athos se han caracterizado por su oposición al ecumenismo y a la reconciliación con la Iglesia Católica, en la actualidad y ya en los primeros acercamientos entre católicos y ortodoxos en los últimos tiempos del Imperio Bizantino.
Para entrar en el Monte Athos es necesario un diamonitrion (una especie de visado Bizantino datado según el calendario juliano) firmado por cuatro de los secretarios de los monasterios. Recordar que las mujeres no se les permite pues los monjes creen que su entrada alteraría la vida de las comunidades.
Es una pena que sea tan difícil su acceso, o tal vez gracias a ello se haya mantenido el encanto y belleza de la península así como de sus monasterios. Los monasterios que tienen una apariencia de fortaleza, poseen grandes tesoros artísticos medievales que van desde iconos, cálices, códices a iconos y frescos. Algunos de los monasterios más importantes son el la Gran Lavra, Dionisiou, Simonos Petra o Agiou Pandeleimonos.

martes, 18 de marzo de 2008

* Jardines Alquímicos en Aranjuez *

Los jardines alquímicos de Aranjuez:
Es uno de los enclaves más hermosos de nuestro país. Pero pocos saben que, escondidos entre los jardines de Aranjuez, se ocultan interesantes símbolos de poder y mitológicos. Su deliberada estructura triangular ha dado mucho que pensar... ¿Qué mensaje velado esconde este Real Sitio? ¿Qué quiso decir Felipe II, el “rey de negro”, con esta obra?
Por: Clara Tahoces
“Para encarecer la amenidad de algún lugar de recreación decimos es un Aranjuez.” En estos términos se expresaba Sebastián de Covarrubias Orozco en su obra Tesoro de la lengua castellana y española (1611). Y no ha sido el único de los clásicos españoles que ha compartido esta opinión que nos refiere que El Real Sitio de Aranjuez (Madrid) es un enclave único en el mundo. De hecho, ha sido declarado Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad. Encontramos otras muchas referencias en este sentido en textos de Francisco de Quevedo, Baltasar Gracián, Miguel de Cervantes, entre otros.
Sin embargo, la belleza de este emplazamiento no obedece ni mucho menos a la casualidad sino a la intervención directa de un personaje como Felipe II y a sus enigmáticos asesores, entre los que destacan con luz propia nombres como Juan Bautista de Toledo, su discípulo Juan de Herrera o el misterioso Juanelo Turriano.
El paraíso en la Tierra
Hasta las mentes más escépticas admiten que el “rey de negro” quería recrear en Aranjuez el mismísimo paraíso; pretendía erigir un lugar de esparcimiento compendio de todo el universo conocido de su tiempo. Y para llevar a cabo semejante hazaña sólo podía escogerse un sitio como Aranjuez. En efecto, la elección del emplazamiento no es casual; fue seleccionado por la bondad de su clima, la extraordinaria calidad de sus aguas y, entre otras razones, por la fertilidad de sus suelos en los que confluyen los ríos Tajo y Jarama.
La ordenación del terreno mediante trazas geométricas se realizó, por encargo de Felipe II, a mediados del siglo XVI. Según los analistas el rey deseaba aplicar un modelo canónico de corte grecorromano y renacentista; estas bases serían continuadas por sus sucesores a través de más de cuatro siglos. De hecho, si visitamos El Real Sitio percibiremos que se da más importancia a los herederos de su obra. Tal es el caso de Carlos III.
Los creadores del Real Sitio transformaron éste, a base de planificado tesón, en un gigantesco centro de aclimatación de especies exóticas –traídas de remotos confines- tanto animales como vegetales, además de transmutar el terreno a su voluntad para conseguir el efecto deseado. Aranjuez se convirtió pronto en punto de reunión de maestros y genios de todas las disciplinas: músicos, poetas, arquitectos, ingenieros, inventores, matemáticos, escultores, alquimistas...

Esta pretensión de recrear el paraíso no es nueva; la descubrimos en muchos jardines herméticos (MÁS ALLÁ, 166) en los que se encuentran las claves para comprender el mensaje secreto implícito en ellos. De hecho, conocemos por una carta de Isabel Clara Eugenia (hija favorita de Felipe II) que las trazas de Aranjuez están claramente inspiradas en las del desaparecido jardín del castillo flamenco de Mariemont. Felipe II se apoya en Juan Bautista de Toledo para dar vida a su proyecto: alterar la naturaleza de los terrenos modificándola a su antojo. Así queda explicado en Aranjuez. Paisaje cultural , obra coordinada por Mª Jesús de Torres Peralta: “Este terreno [las huertas de Picotajo] estaba delimitado por el curso irregular de los ríos Tajo y Jarama, que confluían allí, y albergaba el acceso principal a las posesiones reales que se hacía a través del puente de la Isla. Toledo diseñó un trazado que ordenaba del mejor modo posible el espacio entre dicho acceso y las orillas de los ríos: su solución se basaba en el empleo de ángulos de treinta grados para crear una trama de triángulos (...). Este esquema se repite simétricamente al otro lado del acceso principal, donde el terreno se abre, y da la pauta para su posterior desarrollo en longitud”.
Pirámides aéreas
Es más, si observamos un dibujo aéreo atribuido al arquitecto alquimista Juan de Herrera (continuador de la obra de Toledo) tendremos la impresión de estar contemplando una serie de triángulos que en su conjunto forman una pirámide, un símbolo esotérico donde los haya. No olvidemos que el triángulo equilátero simboliza la divinidad, la proporción y la armonía. En la alquimia el triángulo es el símbolo del fuego y del corazón. Estos detalles no parecen nimiedades viniendo de parte de personajes como Herrera, cuya influencia alquímica ha quedado reflejada en obras como el monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Ahondando en el mensaje oculto de Aranjuez es posible que Felipe II quisiera dejar patente que este enclave era una obra de “Dios”, un dios muy particular que no era otro que él mismo, permitiéndose modelar los elementos naturales (tierra, agua, aire y fuego) para lograr los resultados apetecidos. Aranjuez, en su época, no dejó de ser un gran “corazón” que latía y que aún continúa haciéndolo. Es de los pocos lugares intervenidos por la acción del hombre que han ganado calidades en lugar de perderlas.
No en vano Felipe II quiso que Aranjuez fuese un centro experimental para realizar pruebas agrícolas. Allí se cultivaron plantas, verduras y frutas bajo técnicas novedosas. Protegió a figuras como Juanelo Turriano, un misterioso hombre terriblemente polifacético y autor de Los veintiún libros de los ingenios y de las máquinas , que con sus inventos asombró a la sociedad de su época. En concreto, su papel giró en torno a la técnica jardinística, cuidando algo que hoy raramente se tiene en cuenta: la influencia psicológica que producen los jardines sobre sus visitantes, o cómo modificar las emociones de quienes frecuentaran tales sitios.
Un ejemplo de ello son los llamados “juegos de aguas” que descubrimos en Aranjuez. Mediante su empleo se pretendía mojar sutilmente a los visitantes, como si se tratase de una fina lluvia; otros efectos imitaban el canto de exóticas aves. Estos “juegos de aguas” solían estar camuflados en los cruces de calles de los jardines, tras las plantas...
Turriano también creó en el Real Sitio el llamado “artificio de Juanelo”, que en realidad era una máquina hidráulica destinada a subir el agua a Toledo desde el río. Sin embargo, todos estos artilugios y otros tantos terminarían por hacerle caer bajo sospecha inquisitorial. Sólo la intervención del rey le salvó de ésta.

Se sabe asimismo que en Aranjuez existió un jardín de simples medicinales (necesarios para la destilación de las aguas) hacia 1565. El encargado de su cuidado era Francisco Holbeque, el hermano del Jardinero Mayor. Se piensa que estaba situado en el Jardín de la Isla y que en él estaba custodiada la casa de la destilación. En su interior se extraían aguas de los simples medicinales cultivados, aspecto éste seguramente calcado del modelo existente en Mariemont. Además, Aranjuez tuvo dos espacios más reservados para el cultivo de plantas medicinales de las que luego se extraían aceites y aguas reparadores.
No obstante, el Real Sitio de Aranjuez esconde mucho más. Detalles que sólo podremos valorar visitándolo, respirando su magia, la misma que ha inspirado a compositores, literatos y artistas. Como decía Juanelo Turriano: “Entenderás quien soy, si acometieras a hacer otra obra igual desta” .
Más datos en:
Guía del Madrid mágico, Clara Tahoces (MR Ediciones).

* Jardines Alquímicos en Aranjuez *


Los jardines alquímicos de Aranjuez:
Es uno de los enclaves más hermosos de nuestro país. Pero pocos saben que, escondidos entre los jardines de Aranjuez, se ocultan interesantes símbolos de poder y mitológicos. Su deliberada estructura triangular ha dado mucho que pensar... ¿Qué mensaje velado esconde este Real Sitio? ¿Qué quiso decir Felipe II, el “rey de negro”, con esta obra?
Por: Clara Tahoces
“Para encarecer la amenidad de algún lugar de recreación decimos es un Aranjuez.” En estos términos se expresaba Sebastián de Covarrubias Orozco en su obra Tesoro de la lengua castellana y española (1611). Y no ha sido el único de los clásicos españoles que ha compartido esta opinión que nos refiere que El Real Sitio de Aranjuez (Madrid) es un enclave único en el mundo. De hecho, ha sido declarado Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad. Encontramos otras muchas referencias en este sentido en textos de Francisco de Quevedo, Baltasar Gracián, Miguel de Cervantes, entre otros.
Sin embargo, la belleza de este emplazamiento no obedece ni mucho menos a la casualidad sino a la intervención directa de un personaje como Felipe II y a sus enigmáticos asesores, entre los que destacan con luz propia nombres como Juan Bautista de Toledo, su discípulo Juan de Herrera o el misterioso Juanelo Turriano.
El paraíso en la Tierra
Hasta las mentes más escépticas admiten que el “rey de negro” quería recrear en Aranjuez el mismísimo paraíso; pretendía erigir un lugar de esparcimiento compendio de todo el universo conocido de su tiempo. Y para llevar a cabo semejante hazaña sólo podía escogerse un sitio como Aranjuez. En efecto, la elección del emplazamiento no es casual; fue seleccionado por la bondad de su clima, la extraordinaria calidad de sus aguas y, entre otras razones, por la fertilidad de sus suelos en los que confluyen los ríos Tajo y Jarama.
La ordenación del terreno mediante trazas geométricas se realizó, por encargo de Felipe II, a mediados del siglo XVI. Según los analistas el rey deseaba aplicar un modelo canónico de corte grecorromano y renacentista; estas bases serían continuadas por sus sucesores a través de más de cuatro siglos. De hecho, si visitamos El Real Sitio percibiremos que se da más importancia a los herederos de su obra. Tal es el caso de Carlos III.
Los creadores del Real Sitio transformaron éste, a base de planificado tesón, en un gigantesco centro de aclimatación de especies exóticas –traídas de remotos confines- tanto animales como vegetales, además de transmutar el terreno a su voluntad para conseguir el efecto deseado. Aranjuez se convirtió pronto en punto de reunión de maestros y genios de todas las disciplinas: músicos, poetas, arquitectos, ingenieros, inventores, matemáticos, escultores, alquimistas...

Esta pretensión de recrear el paraíso no es nueva; la descubrimos en muchos jardines herméticos (MÁS ALLÁ, 166) en los que se encuentran las claves para comprender el mensaje secreto implícito en ellos. De hecho, conocemos por una carta de Isabel Clara Eugenia (hija favorita de Felipe II) que las trazas de Aranjuez están claramente inspiradas en las del desaparecido jardín del castillo flamenco de Mariemont. Felipe II se apoya en Juan Bautista de Toledo para dar vida a su proyecto: alterar la naturaleza de los terrenos modificándola a su antojo. Así queda explicado en Aranjuez. Paisaje cultural , obra coordinada por Mª Jesús de Torres Peralta: “Este terreno [las huertas de Picotajo] estaba delimitado por el curso irregular de los ríos Tajo y Jarama, que confluían allí, y albergaba el acceso principal a las posesiones reales que se hacía a través del puente de la Isla. Toledo diseñó un trazado que ordenaba del mejor modo posible el espacio entre dicho acceso y las orillas de los ríos: su solución se basaba en el empleo de ángulos de treinta grados para crear una trama de triángulos (...). Este esquema se repite simétricamente al otro lado del acceso principal, donde el terreno se abre, y da la pauta para su posterior desarrollo en longitud”.
Pirámides aéreas
Es más, si observamos un dibujo aéreo atribuido al arquitecto alquimista Juan de Herrera (continuador de la obra de Toledo) tendremos la impresión de estar contemplando una serie de triángulos que en su conjunto forman una pirámide, un símbolo esotérico donde los haya. No olvidemos que el triángulo equilátero simboliza la divinidad, la proporción y la armonía. En la alquimia el triángulo es el símbolo del fuego y del corazón. Estos detalles no parecen nimiedades viniendo de parte de personajes como Herrera, cuya influencia alquímica ha quedado reflejada en obras como el monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Ahondando en el mensaje oculto de Aranjuez es posible que Felipe II quisiera dejar patente que este enclave era una obra de “Dios”, un dios muy particular que no era otro que él mismo, permitiéndose modelar los elementos naturales (tierra, agua, aire y fuego) para lograr los resultados apetecidos. Aranjuez, en su época, no dejó de ser un gran “corazón” que latía y que aún continúa haciéndolo. Es de los pocos lugares intervenidos por la acción del hombre que han ganado calidades en lugar de perderlas.
No en vano Felipe II quiso que Aranjuez fuese un centro experimental para realizar pruebas agrícolas. Allí se cultivaron plantas, verduras y frutas bajo técnicas novedosas. Protegió a figuras como Juanelo Turriano, un misterioso hombre terriblemente polifacético y autor de Los veintiún libros de los ingenios y de las máquinas , que con sus inventos asombró a la sociedad de su época. En concreto, su papel giró en torno a la técnica jardinística, cuidando algo que hoy raramente se tiene en cuenta: la influencia psicológica que producen los jardines sobre sus visitantes, o cómo modificar las emociones de quienes frecuentaran tales sitios.
Un ejemplo de ello son los llamados “juegos de aguas” que descubrimos en Aranjuez. Mediante su empleo se pretendía mojar sutilmente a los visitantes, como si se tratase de una fina lluvia; otros efectos imitaban el canto de exóticas aves. Estos “juegos de aguas” solían estar camuflados en los cruces de calles de los jardines, tras las plantas...
Turriano también creó en el Real Sitio el llamado “artificio de Juanelo”, que en realidad era una máquina hidráulica destinada a subir el agua a Toledo desde el río. Sin embargo, todos estos artilugios y otros tantos terminarían por hacerle caer bajo sospecha inquisitorial. Sólo la intervención del rey le salvó de ésta.

Se sabe asimismo que en Aranjuez existió un jardín de simples medicinales (necesarios para la destilación de las aguas) hacia 1565. El encargado de su cuidado era Francisco Holbeque, el hermano del Jardinero Mayor. Se piensa que estaba situado en el Jardín de la Isla y que en él estaba custodiada la casa de la destilación. En su interior se extraían aguas de los simples medicinales cultivados, aspecto éste seguramente calcado del modelo existente en Mariemont. Además, Aranjuez tuvo dos espacios más reservados para el cultivo de plantas medicinales de las que luego se extraían aceites y aguas reparadores.
No obstante, el Real Sitio de Aranjuez esconde mucho más. Detalles que sólo podremos valorar visitándolo, respirando su magia, la misma que ha inspirado a compositores, literatos y artistas. Como decía Juanelo Turriano: “Entenderás quien soy, si acometieras a hacer otra obra igual desta” .
Más datos en:
Guía del Madrid mágico, Clara Tahoces (MR Ediciones).

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