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sábado, 28 de junio de 2008

* el Jardín Zen *


Cuando escuchamos nuestra voz interior, podemos percibir nuestra esencia, aquí es donde nuestros sentidos internos se fusionan y podemos atravesar el umbral, para darnos cuenta de lo que no percibíamos antes, pero estaba frente a nosotros todo el tiempo.
El Jardín Zen representa el camino de la vida, constantemente lleno de cambios, diversos surcos, altas y bajas, tropiezos y obstáculos, brillo y oscuridad, sombra y luz.
El Zen nos enseña que debemos de comprometernos y reconocer los pasos que nos llevan a progresar hacia un entendimiento que nos acerca a la supuesta distante iluminación.
El Jardín Zen permite dar descanso a nuestra mente, concentrarla en un solo punto. Tranquilizar la ansiedad, la angustia y los miedos. Podemos cambiar su forma infinidad de veces, retirando las rocas, alisando las piedras, colocando nuevamente los elementos, y trazando los surcos que representaran nuevas oportunidades para continuar en nuestro sendero. Nos da la oportunidad de renovarnos con cada experiencia.
Desde los inicios de los tiempos, se ha considerado a la tierra como fuente de sostenimiento, la observación ha sido la base del conocimiento, y el secreto profundo de un Jardín Zen reside precisamente en la contemplación. Pocas veces nos detenemos a observar los detalles de lo que nos rodea, generalmente pasamos y vemos, pero no observamos con detenimiento las cosas, debido a la gran inquietud que crea la vida, la incertidumbre de hacia donde vamos, que somos, por que estamos. Al enfrentarnos a la gran responsabilidad de sobrevivir, dejamos muchas veces pasar los pequeños detalles que pueden hacer mas placentera nuestra estancia en este planeta.
Generalmente vemos parcialmente, omitimos el resto de los componentes, porque la mente esta divagando en muchas cosas, se comporta en forma necia o arrogante, cuando un pensamiento llega, otro surge inmediatamente, y a través de la ilusión creemos en una realidad parcial...
El Jardín Zen se compone de varios elementos:
Tierra - arena
Representa la plataforma sobre la cual existimos, se considera como un elemento que absorbe, recicla y transmuta la energía a través de su magnetismo.
Al contar con este elemento en los lugares, nos ayuda a neutralizar las frecuencias nocivas, todos los pensamientos, emociones, actitudes, o energía negativa se transmutan, creando un ambiente de tranquilidad y serenidad.
Rocas
Las piedras representan los obstáculos y tropiezos que enfrentamos a lo largo de nuestra existencia. Sin importar que tan grandes o pequeños son, siempre nos van dejando una enseñanza. Nada pasa por casualidad, todo tiene un motivo, de causa y efecto.
No debemos sentirnos culpables por los errores, los fracasos o las caídas, ya sin estos no podríamos crecer como individuos. Las rocas simbolizan las experiencias y los peldaños que avanzamos en nuestra vida.
Cristales de cuarzo
Los cuarzos son seres vivientes de la tierra, que por su cualidad especial permiten recibir, almacenar, transmitir, energía positiva. En el Jardín Zen, los cristales se programan para que actúen como generadores permanentes de energía, ayudando a crear una sensación de armonía y equilibrio en los espacios. La transparencia del cristal revela la luz del entendimiento, ya que al ser transparente muestra la sencillez, la humildad y la modestia.
La mente cesa de estar limitada, comienza la búsqueda de entendimiento, captamos el complemento oculto, disipamos los velos del ensueño, abrimos la puerta a la imaginación, dejando que los objetos de la naturaleza nos revelen lo que queremos expresar.
El Jardín Zen nos da la oportunidad de meditar, reflexionar y mover la energía para producir los cambios constantes, a través de las formas.
Las 8 rocas representan los 8 senderos de la sabiduría, por los que el ser humano tiene que atravesar para llegar a la iluminación. Estos senderos se interpretarán como: 1) Fuerza de voluntad - Para todo lo que necesitamos hacer, requerimos esta fuerza de donde emanan las ideas, los objetivos, las metas.
2) Misericordia - En todos nuestros actos y pensamientos
3) Creación - Llevar a cabo las cosas sin dejarlas a medias, no quedarse en el "hubiera", sino tener la satisfacción de hacer el intento.
4) Belleza - Seguir el ejemplo de la naturaleza y las cualidades del equilibrio. Percibir la belleza interna tanto como la externa
5) Tolerancia - Ser benevolente en los juicios, utilizar la paciencia y el respeto hacia todo lo existente.
6) Perdón - No guardar rencores, comprender que cada quien tiene su etapa de evolución, nadie es perfecto.
7) Formación - Normar nuestro criterio, aprendiendo de todo lo que se nos presenta, estar atentos y abiertos para recibir los mensajes.
8) Conocimiento- Actuar con humildad, nunca se sabe suficiente, el verdadero maestro comprende que la sabiduría no lo es todo.
Una vez que se recorren estos senderos, se llega al noveno, representado por el cuarzo que refleja la luz del entendimiento. No basta tener sabiduría, conocimiento, se requiere entendimiento para llegar a la iluminación.
Generalmente esta piedra, roca o mineral se esconde dentro de la arena para que sea encontrada con la fuerza del espíritu o el alma, que es luz, energía pura.
Estas nueve puertas son las que tenemos que abrir cuando hacemos una introspección, cuando buscamos verdaderamente en nuestro interior en que‚ etapa nos encontramos, cómo hemos guiado nuestros actos.

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