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sábado, 26 de enero de 2008

* la lámpara de diógenes *

¿Contamos con la lámpara de Diógenes?

Así es. Y ella no es privilegio de unos pocos iluminados maestros,
gurúes, santos ni místicos. Pero hay que reflexionar, buscar
verdades sin miedo ni duda. Y por ello tenemos hoy responsabilidades
nuevas. Por ejemplo, cuidar nuestros pensamientos porque a través de
ellos tenemos poder de "manifestación" sobre la vida. Cuidar las
palabras, elegirlas con sabiduría porque con ellas tenemos el poder
de marcar el destino. Cuidar nuestras influencias, sean éstas
parientes, maestros, compañeros, asesores, amigos, música, libros,
programas de tv o de cibernética. La información que elegimos
digerir es de nuestra responsabilidad máxima. Hoy la información es
invasora como nunca antes: se mete en el Living de la casa o en
nuestro correo sin pedir permiso, nos cambia el humor y con él, el
color del día entero. La energía de la información, de los afectos,
de pensamientos y emociones cuenta porque ellas pueden tan bien
acariciar como lastimar; pueden impulsarnos tanto como detenernos.
Por lo tanto, procurarnos influencias productivas, estimulantes,
edificantes para uno mismo no es asunto menor para esas cosas de la
buena fortuna. Es una responsabilidad que se agrega en el mundo de
hoy a quienes aspiran al propio desarrollo, a mejorar en lo que se
propongan mejorar sea esto trabajo o salud, a alcanzar la alegría y
satisfacciones reales. Una de las maneras de asumir estas
responsabilidades y retos nuevos es aplicarse al ejercicio del
desafío. Desafiar por ejemplo, la veracidad de teorías anticuadas,
de prejuicios que detienen, o de culpas aprendidas de memoria y
comenzar a narrarse a uno mismo otras historias y enhebrar nuevas
esperanzas. Porque las historias que nos contamos y las esperanzas
que acariciamos involucran esa calidad de pensamientos, y por ende,
de energías, que definen la suerte de alguien.

¿Hay alguna fórmula mágica para seducir a la buena fortuna?

Si y no es un canto a la ilusión: hay recursos concretos para
cumplir con estas responsabilidades en medio del torbellino que a
menudo nos toca vivir. Hay fórmulas que parecen mágicas a base de
Flores de Bach. Si, leyó bien: Flores de Bach para atraer la buena
fortuna.
"¿Recuerda cuando se ridiculizaban las "ondas invisibles" y las
corrientes eléctricas?. La sabiduría del hombre está aún en la
infancia", decía Albert Einstein.
Antes se cansará la razón de imaginar que el Universo de
maravillarnos, decía a su vez, Blaise Pascal. De modo que más vale
que nadie se sorprenda. Si hoy nos sonreímos ante la creencia
generalizada de la antigüedad según la cual la Tierra era sostenida
por tortugas y elefantes gigantes, es justo preguntarse cuáles de
nuestras actuales creencias harán sonreír a los hombres del futuro;
qué prejuicios de nuestra cultura actual considerarán ellos una
ingenuidad; o una muestra de "falta de desarrollo".

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