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sábado, 26 de enero de 2008

* Jardines Herméticos *

Los arquitectos de antaño crearon magníficos jardines repletos de elementos
cargados con un profundo simbolismo hermético. Muchos de ellos han
desaparecido, pero todavía perviven algunos donde es posible relajarse e ir
más allá de la ensoñación: son lugares iniciáticos que favorecen la
transmutación del alma.

"Muy bien plantado de limoneros, naranjos, cidros y palmeras. Con una cerca
cubierta completamente con ramas y hojas de naranjos y adornado de mesas,
altares, púlpitos, naves, sillas y otros objetos hermosamente confeccionados
de mirto... Jardines en general tan bien arreglados que el visitante cree
estar en el paraíso". Así describió el viajero Jerónimo Munzer en 1494 los
jardines del Palacio Real de Valencia, un lugar creado, al igual que los de
la antigüedad clásica y los medievales que pretendía reproducir el paraíso
en la tierra.
Es más que probable que precisamente este magnífico jardín mediterráneo que
alcanzó su máximo esplendor a finales del siglo XVI fuera visitado por el
príncipe o monje dominico -nunca se ha sabido su verdadera identidad-
Francesco Colonna (1433-1527) y que le sirviera de inspiración para El sueño
de amor de Polifilo (1499), obra que jugó un importantísimo papel en la
creación de los jardines iniciáticos del renacimiento italiano -y por ende
en toda Europa- debido a su profunda naturaleza alegórica y esotérica.
Francisco I, rey de Francia (1494-1547), por ejemplo, quedó tan impresionado
por él que dispuso el suyo de Fontainebleau siguiendo este modelo.

El jardín de Kythera
El jardín que recorre el peregrino Polifilo en busca de su amada Polia se
encontraba en la isla Kythera y obedecía a la antiquísima concepción teórica
del jardín ideal: era circular y estaba dividido en tres zonas: un anillo de
bosque, un anillo de césped y en el centro un parterre regado con una fuente
con una estatua de Venus, símbolo mítico del amor y la fecundidad, al que
habitualmente se llegaba tras atravesar complicados laberintos de arcadas
cubiertas de hiedra o árboles. Además de espectaculares estatuas de gigantes
que soportaban torres, gárgolas en forma de serpiente y una inacabable y
abrumadora selva de especies, este jardín estaba rodeado por una cerca de
verdura compacta elaborada con cidros, naranjos y limoneros. En otro lugar
del mismo las ramas de estos frutales se curvaban a modo de bóveda. Así
pues, en él se encontraban los mismos árboles que en los jardines del Real
de Valencia, que también florecían en el mítico jardín de las Hespérides,
guardado por un dragón al que Hércules mató para poder apoderarse de las
milagrosas manzanas de oro. Aunque en este último también abundaban los
símbolos herméticos, bajo la inspiración del de Kythera, los más
prestigiosos arquitectos renacentistas construyeron numerosos jardines en
toda Europa, conscientes a veces de que estaban siguiendo una tradición
hermética cuyos orígenes se perdían en el antiguo Egipto, China y Arabia.
Tal fue el caso del arquitecto, ingeniero y físico francés Salomón de Caus
(1576-1626), constructor del Hortus Palatinus en Heidelberg (Alemania), obra
maestra de ingeniería hidráulica que puso a prueba el ingenio de Caus al
obligarle a efectuar considerables obras de nivelación del terreno para
disponer de parterres, grutas, fuentes y jardines. Aunque Caus no pudo
concluirlo el conjunto fue considerado en su época como una de las
maravillas del mundo y, al margen de sus logros técnicos, lo más interesante
si cabe fue que dotó al Hortus Palatinus de un misterio relacionado con la
fraternidad de los rosacruces cuya filosofía secreta se basaba en la
alquimia cabalista de John Dee. Uno de los rosacrucianos que más influyó a
Caus fue al parecer Robert Fludd cuyos mágicos diseños de máquinas se
hicieron realidad dando lugar a auténticos artilugios acuáticos. Los de la
gruta del hortus palatinus formaban un prodigioso conjunto de carámbanos
cuando el agua descendía por las piedras.

El "Hortus Palatinus"
Fuentes octogonales, figuras estrelladas, grutescos, estatuaria mitológica,
un jardín de flores circular, grutas fabulosas con abundantes trabajos en la
roca, conchas y puntas de coral, y también un laberinto, entre otros muchos
elementos de simbología alquímica fueron profusamente empleados por Caus en
este jardín donde sobre todo sus fuentes y grutas transportaban al visitante
a otra realidad (ver recuadro). Si analizamos algunos grabados y anotaciones
de Caus en su libro sobre el Hortus Palatinus, se observa una estrecha
conexión con los emblemas alquímicos de la tradición medieval que habían
sido recogidos por su coetáneo Michael Maier (1568-1622) en su célebre
Atalanta Fugiens.
No puede ser casual que la puerta de un jardín representado en el emblema
XXVII de Atalanta se parezca a la del parterre de la Fuente de la Columna.
Resulta curioso asimismo el epigrama que explica el sentido del emblema: "El
que busca entrar en el jardín de las rosas de la verdad sin tener la llave,
se parece a esos hombres que quieren andar sin tener pies".
Esa puerta llena de candados en el emblema (ver imagen), ha hecho pensar a
más de un erudito que tal vez Caus no deseaba entregar la llave de su jardín
simbólico, repleto de misterios. ¿Qué pensar, por ejemplo, de los corales en
la citada gruta? El investigador Michel Conan los ha relacionado con las
ramas coralinas del pescador de corales del emblema XXXII; no en vano Maier
indicaba en su Atalanta que "el coral se vuelve piedra con muchas
ramificaciones y posee un color rojo: es una imagen adecuada de la Piedra de
los Físicos".
Dado que el libro de Maier contiene grabados como el matrimonio alquímico
del Rey y la Reina en los que curiosamente se reconoce a Federico e Isabel,
la pareja real que habitaba en el castillo de Heidelberg y que ordenó la
construcción de sus fastuosos jardines, Conan se ha atrevido a señalar que
"los eruditos que visitaban la corte de Heidelberg no podían equivocarse: la
gruta les mostraba la piedra filosofal. Ahora bien, dentro de esta gruta se
hallaban representados tres dioses ríos: el Rhin, el Meno y el Neckar, los
tres que bañan el Palatinado. Esto nos autorizaría a deducir que la piedra
filosofal había sido descubierta en Heidelberg... La piedra filosofal sería,
pues, una alegoría del conocimiento de las artes y de la sabiduría. Imagen
que parece perfectamente adecuada a la atmósfera sabia, piadosa y refinada
de la corte de Isabel y Federico".
Un jardín como el de aquellos reyes, lleno de rosas, frutales y plantas
aromáticas, con fantásticos parterres de escultoras alegóricas, grutas y
fuentes invitaba a la ensoñación facilitando el proceso de transmutación
interna. Por desgracia, sus maravillas fueron efímeras: en 1620 las tropas
españolas invadieron el Palatinado y devastaron la ciudad y el palacio
castillo de Heidelberg. En la actualidad sólo quedan fragmentos de su pasada
gloria. Algo semejante ocurre con otros muchos jardines herméticos que en su
día contaron con grutas similares a la de Heidelberg como la decorada con
estatuas y nichos de mármol en el Hortus Pembrochianus de Wilton House cerca
de Salisbury, diseñado por Isaac de Caus, hijo de Salomón.

¿Espacios verdes?
Con los nuevos estilos de siglos posteriores en la decoración de jardines
desaparecieron muchos de los citados elementos alquímicos privando así a los
nuevos visitantes de un instrumento ideal para activar, en las regiones
oscuras de sus conciencias, las cosas únicas que permiten comprender la
esencia de la Gran Obra (Magnum Opus), es decir, la serie de operaciones que
el alquimista tiene que satisfacer para alcanzar su objetivo: transmutar su
alma. Los jardines -ya sean herméticos al estilo occidental o al oriental
taoísta, o bien zen- son lugares idóneos para tal fin. Sin embargo, los
maravillosos jardines de antaño, cerrados por altos muros para contener las
fuerzas que florecen en nuestro interior, han dado paso a las denominadas
"zonas" o "espacios verdes".
"Actualmente se reclama más contacto con la naturaleza en nuestras ciudades
y paradójicamente no se construyen jardines sino espacios verdes. El jardín,
al contrario que un espacio verde, no se agota en su uso sino que tiene
valor en sí mismo y su idea perdura en el tiempo. Por eso, quizás ahora que
hacemos memoria, deberíamos retomar esa idea olvidada y seguir haciendo
jardines", ha señalado la ingeniera agrícola María Teresa Santamaría.
Con la intención de recuperar el sentido del jardín como marco para los
pensamientos más elevados, Santamaría ha desarrollado junto con los
arquitectos Antonio Gallud, Carlos Campos y Miguel del Rey el proyecto
denominado Jardín de las Hespérides en Valencia. Otro proyecto innovador, el
Jardín de los sentidos, desarrollado también por varios de los citados
arquitectos resultó ganador del primer premio en el Concurso de Proyectos
para la urbanización del Boulevard Central del Campus de "Riu Sec", en la
Universidad Jaime I de Castellón. Son ejemplos a seguir en las ciudades
actuales donde ya no se construyen jardines con el valor iniciático que
tuvieron los de antaño. Por otra parte, se ha celebrado recientemente en
Granada el Congreso "En busca del jardín perdido" para reflexionar sobre el
uso y rehabilitación de los jardines históricos. Aunque muchos de ellos se
han perdido para siempre, todavía podemos disfrutar de algunas reliquias de
épocas pasadas en que los hombres enamorados del saber creaban jardines
mágicos para poder profundizar en sus sueños.
JARDINES HERMÉTICOS
ESPAÑA:
Parque del Capricho (Madrid): Tras décadas de expolio y abandono hoy puede
visitarse en fines de semana este pequeño parque jardín con veredas de lilos
floridos en primavera y repleto de estatuillas mitológicas, columnatas
jónicas, templetes, pabellones, estanques y canales. Algunos de sus
elementos herméticos más notables son un laberinto de arbustos, una fuente
con delfines y ranas de piedra y una plazuela con un templo clásico adornada
con esfinges recostadas.
Aranjuez (Madrid): Considerados "paisaje cultural de la humanidad" desde
diciembre del 2001 por la UNESCO, los ocho jardines que constituyen el
emblema de esta localidad madrileña poseen todos los ingredientes clásicos
de los jardines herméticos. Desde el Jardín de la Isla, cuyo nombre ya
rememora el jardín de Kythera en el Sueño de Polifilo, hasta el del Príncipe
presidido por la estatua de la diosa Ceres, símbolo de la longevidad y la
abundancia, pasando por alamedas de cítricos (como en el Jardín de las
Hespérides), praderas de flores, rosaledas e innumerables conjuntos de
fuentes con toda la estatuaria mitológica al completo. Estos jardines fueron
el primer intento de Felipe II, el rey alquimista, de crear un equivalente
moderno a las grandes obras de ingeniería renacentista y el lugar -una
antigua ciénaga- fue convertido en vergel gracias a los ingenieros flamencos
e italianos que ordenó venir. En tiempos de Felipe IV se sustituyeron parte
de sus "grutas" por hornacinas y se colocó un conjunto de esculturas,
dotando a este espacio de un significado político-dinástico y haciéndoles
perder parte de su simbolismo. Sin embargo, en 1986 se recuperaron algunos
de los elementos perdidos como la fuente de jaspe verde labrada por Roque
Solario en 1580, símbolo hermético del apogeo de la juventud y de lo eterno.
Parque de la villa de Horta (Barcelona): Sus cascadas, estanques, grutas y
pasajes escalonados van señalando el camino que conduce a un laberinto de
setos formados por cipreses. En la entrada hay una placa de mármol en la que
Teseo recibe el hilo de Ariadna. En el centro se refugia Dafne que huye del
acoso de Apolo.

FRANCIA:
Fontainebleau: Tanto el jardín como el patio del palacio donde se encuentra
estuvieron rodeados de un canal (modelo isla de Kythera). En la actualidad
sólo se puede visitar la zona del jardín inglés trazado en 1812. En él se
instaló en torno a 1543 la primera gruta de jardín en Francia, denominada
grotte des pins. Se ha conservado la fachada de la gruta con atlantes que
sostienen los tres arcos de la entrada.
Versalles: La magnificencia de la época del rey Luis XIV se plasma en estos
jardines proyectados por André Le Nôtre (1613-1700) y decorados por Charles
Le Brun (1619-1690). En ellos hubo un laberinto cuadrangular atravesado por
numerosas avenidas de árboles en cuyos extremos se entrecruzaban fuentes con
aparejo de gruta y ornamentación de conchas. El laberinto ha desaparecido
pero aún persisten muchos elementos de la tradición hermética, especialmente
sus fuentes y estatuas.

INGLATERRA:
Hatfield House (Hertfordhire): Fue rediseñado en 1610 por Salomón de Caus
que amplió la fuente e instaló una cascada que descendía hasta un jardín de
agua artificial. Con el transcurso de los siglos sufrió muchas
modificaciones, pero aún perdura su estructura de jardín geométrico y un
laberinto situado en la zona este.
Melbourne Hall (Derbyshire): Uno de los pocos jardines que han mantenido
bastante intactos algunos de los elementos de la tradición hermética. Los
"preside" una estatua de Mercurio.

ITALIA:
Bomarzo (próximo a Viterbo): Este jardín atípico y único en su estilo
combina la tradición alquímica medieval y la imaginación de su creador
Vicino Orsini. La mezcla de fantasía y tradición alquimista crean la ilusión
de un universo distorsionado que pone en tela de juicio la imagen habitual
del mundo. El recorrido por este jardín repleto de estatuas gigantes de
ninfas, dragones, esfinges, dioses y héroes, así como fuentes y grutas es
laberíntico. Las sensaciones que suscita perduran en el ánimo.
Villa Lante de Bagnaia: A pocos kilómetros de Bomarzo, es quizás el jardín
renacentista más bello de Europa. Sus fuentes con prodigiosos juegos de
agua, esculturas, grutas y bosques -en él se funde el paisaje natural y el
cultural- provocan fascinación.

SÍMBOLOS EN LOS JARDINES HERMÉTICOS
Al igual que los chakras hindúes o los sefirots de la cábala, los símbolos
son auténticos centros -o máquinas psicológicas- en los que se transforma la
energía. Su rica diversidad está presente en los jardines herméticos.

DRAGÓN BICÉFALO: Los alquimistas extrajeron muchos símbolos del reino animal
y formaron un bestiario con seres reales como las águilas y otros míticos
como el fénix y el unicornio. Entre los más representados se encuentra el
dragón bicéfalo, vigia perpetúo de los jardines herméticos, y representante
del jeroglífico de la materia mineral bruta con la cual debe comenzar la
Obra.
ESTATUARIA: Abundan las estatuas con personajes mitológicos en especial los
que forman pares alquímicos como Apolo y Dafne, Júpiter y Hera, Teseo y
Ariadna, Venus y Adonis, símbolos del amor, la fecundidad y la sabiduría.
Además de dioses y héroes, son frecuentes las representaciones del sol y la
luna, del rey y la reina, todos ellos pares alquímicos que representan la
unión de los principios opuestos (conjunctio) necesarios para generar los
metales. Se les suele encontrar representados en las fuentes.
FLORES Y PLANTAS AROMÁTICAS: Son abundantes en todos los jardines.
Destacamos algunas descritas por Daniel Stolcius en su Viridarium chimicum
(El jardín placentero de la química, 1624) por su destacado simbolismo
alquímico: la viña alude a la fertilidad; la morera contiene los principios
de la transmutación del gusano de seda; el mirto es símbolo de la fidelidad
conyugal; el olivo estaba consagrado a Minerva, diosa de la sabiduría; el
azafrán tiene el poder de teñir la piedra filosofal; el laurel alude a
Dafne, que al huir de Apolo fue transformada en laurel. Este par alquímico
formado por Apolo y Dafne es un símbolo profusamente utilizado por los
alquimistas.
FUENTE: En general simboliza el renacimiento perpetuo, la longevidad que
produce el elixir de la vida alquímica. Sobre todo en los jardines árabes,
las construcciones se erigen en torno a un patio cuadrado cuyo centro está
ocupado por una fuente: la imagen del paraíso terrestre.
La fuente es imagen alquímica fundamental al estar asociada con el florecer
y crecimiento de la Obra. Unas veces se encuentra con tres caños ("leche
virginal", "vinagre fuerte" y "agua de vida") que al juntarse forman "una
agua única, clara, que todo lo purifica y que sin embargo contiene todo lo
necesario". Las cuatro estrellas en las esquinas de la fuente representan la
cuaternidad de los elementos mientras que la estrella central superior es la
quintaesencia, el símbolo de la unidad espiritual.
GRUTA: Como lugar de nacimiento y regeneración se encuentra representada en
todos los jardines iniciáticos. Es una matriz análoga al crisol de los
alquimistas y simboliza el proceso de interiorización psicológica que
conduce a la madurez y la evolución espiritual.
LABERINTO: El visitante que lo recorre es como el héroe Teseo que lucha
contra el Minotauro, es decir, el alquimista que lucha contra las
dificultades de la Gran Obra, objetivo final de las operaciones alquímicas
cuya primera etapa es la obtención de la piedra filosofal. El iniciado se
escapa gracias al hilo de Ariadna, el conocimiento secreto necesario que
aporta la clave para llevar a cabo la Obra. Las estatuas de Ícaro y Dédalo
en los laberintos representan la sustancia volátil porque según el mito
escaparon del laberinto utilizando alas de cera.
MURO: La cerca que delimita el espacio ajardinado confiere el carácter
cerrado del mismo y lo protege del exterior. Las cuatro puertas mantienen la
imagen hermética del "hortus conclusus" clásico donde se busca el centro más
íntimo del alma.
ROSAS/ROSALEDA: Las rosas son esenciales en todo jardín hermético: la rosa
blanca y la rosa roja son los nombres que se dan en la alquimia a las
tinturas lunar y solar. La rosa hermética es la sustancia doble que se
convierte en el agente de transformaciones que caracteriza la piedra
filosofal. Según el fermento argéntico o aurífico esta rosa hermética puede
ser blanca o roja.


(c) Isabela Herranz

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