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jueves, 7 de agosto de 2008

* Intimidad *


A todo el mundo le da miedo la intimidad, aunque no sea consciente de ello. La intimidad significa quedarse al descubierto ante un desconocido, y todos somos desconocidos. Somos desconocidos incluso para nosotros mismos, porque no sabemos ¿Quiénes Somos?
La intimidad te aproxima a un desconocido. Tienes que quitarte todas las defensas, porque sólo así es posible la intimidad. Pero de eso tienes miedo: si te quitas todas las defensas, todas las máscaras, ¿quién sabe qué hará contigo el desconocido? Todos escondemos mil y una cosas, no solo de los demás sino de nosotros mismos, porque nos ha educado una humanidad enferma con toda clase de represiones, inhibiciones y tabúes. Y el temor consiste en que con un desconocido -no importa haber convivido con esa persona treinta o cuarenta años: nunca deja de ser un desconocido- resulta más seguro mantener ciertas distancias, ciertas defensas, para que no se aprovechen de tu debilidad, de tu vulnerabilidad. A todo el mundo le da miedo la intimidad. El problema se complica aún más porque todo el mundo desea la intimidad. Todos desean la intimidad porque si no, te quedas solo en este universo, sin un amigo, sin un amante, sin nadie en quien confiar, si nadie a quien abrir tus heridas. Y las heridas No pueden Sanar a menos que estén abiertas. Cuanto más se esconden, más peligrosas son: hasta pueden llegar a ser cancerosas.
Por una parte, la intimidad es una necesidad esencial, y todo el mundo la desea. Queremos intimidad con la otra persona, para que abandone sus defensas, sus máscaras y la falsa personalidad, se haga vulnerable, y se muestre al desnudo, tal y como es. Por otra parte, todo el mundo teme la intimidad: deseas la intimidad con el otro, pero no abandonas tus defensas. Este es uno de los conflictos entre amigos, entre amantes: ninguno quiere abandonar sus defensas y presentarse completamente desnudo, con sinceridad, pero los dos necesitan la intimidad.
A menos que dejes a un lado tus represiones, tus inhibiciones -los regalos de las religiones, las culturas, las sociedades, los padres, la educación- jamás podrás intimar con nadie. Y tendrás que tomar la iniciativa.
Pero si no tienes represiones ni inhibiciones, tampoco tendrás heridas. Si has llevado una vida sencilla, natural, no sentirás temor a la intimidad, sino el enorme júbilo de dos llamas tan próximas que casi se convierten en una sola. Y el encuentro es increíblemente gratificante, satisfactorio, pleno. Pero antes de intentar alcanzar la intimidad, has de "Limpiar tu Casa por Dentro".
Sólo quien "Medita" puede permitirse la intimidad. No tiene nada que ocultar. Ha abandonado cuanto temía que descubriese alguien. Sólo tiene el "Silencio y un Corazón lleno de Amor".
Debes Aceptarte en tu Totalidad. Si no puedes hacerlo, ¿cómo esperas que te acepte el otro? Todos te han censurado y sólo has aprendido una cosa: la autocensura. Continúas ocultándola; no es algo hermoso para mostrar a los demás. Sabes que hay cosas feas, cosas malas ocultas en ti; sabes que en ti se esconde la animalidad. A menos que cambies de actitud y te aceptes como uno de los animales que existen... La palabra animal no es mala. Significa simplemente vivo: deriva de anima. Quien está vivo, es un animal. Pero os han enseñado lo siguiente: "No sois animales; los animales están muy por debajo de vosotros los seres humanos". Os han otorgado una superioridad falsa. La verdad es que la Vida no cree en lo superior y lo inferior. Para la Vida, todo es igual: árboles, aves, animales, seres humanos. En la Vida, todo se acepta tal cual es, sin censura.
Debes aceptar tu sexualidad sin condiciones, aceptar que el ser humano y todos los seres del mundo son frágiles, que la vida es un débil hilo que se puede romper en cualquier momento. Debes aceptarlo y desprenderte de los egos falsos, limitarte a comprender que todo el mundo es hermoso dentro de su normalidad y que todo el mundo tiene debilidades, que forman parte de la naturaleza humana porque no estás hecho de acero. Nadie quiere aceptar que "mi necesidad básica es que me necesiten, que me quieran, que me acepten".
El primer paso consiste en "Aceptarte en tu Totalidad". Una vez que te hayas Aceptado... desaparecerá el temor a la intimidad. No puedes perder tu respeto, ni tu grandeza, ni tu ego. No puedes perder tu piedad, ni tu santidad; ya lo has abandonado todo. Eres como un Niño pequeño, totalmente inocente. Puedes abrirte porque, en tu interior, no estás lleno de feas represiones. Puedes decir cuanto sientes auténtica y sinceramente. Y si estás dispuesto para la intimidad, alentarás al otro a que haga lo mismo. Tu sencillez ayudará a la otra persona a ser franca contigo. Tu sencillez sin pretensiones también ayudará al otro a disfrutar de la sencillez, la inocencia, la confianza, el amor y la franqueza.
Sólo cuando dos personas intiman dejan de ser desconocidos. Y qué hermosa experiencia el descubrir que no sólo tú eres pura debilidad, sino que el otro también, quizá todo el mundo. La más elevada expresión de cualquier cosa se debilita. Las raíces son fuertes, pero la flor no puede serlo. Su belleza reside en no ser fuerte. Por la mañana abre sus pétalos para recibir el sol, danza durante todo el día al compás del viento, de la lluvia, del sol, y por la noche los pétalos empiezan a marchitarse: desaparece.
La intimidad significa sencillamente que se te abren las puertas del corazón: eres un invitado al que se le da la bienvenida. Pero eso sólo será posible si tu corazón no está reprimido, no arde de perversiones, si es un corazón natural.
Tienes muchos rostros. Por dentro, piensas una cosa, pero expresas otra cosa al exterior. No eres un todo orgánico. Relájate y destruye la "dualidad" que ha creado en ti la sociedad.
Di solo lo que realmente piensas. Actúa espontáneamente, sin preocuparte por las consecuencias. La vida es corta y no deberíamos estropearla pensando en las consecuencias ahora y en el futuro.
Deberíamos vivir total, intensa, jubilosamente, como un libro abierto, que pudiera leer cualquiera. Vive en lugar de pensar en que te recuerden. Estarás muerto. Acepta un hecho tan sencillo: que estás aquí solo unos cuantos días y desaparecerás. No puedes desperdiciar esos pocos días en temores e hipocresías. Disfrútalos.
Te enriqueces con la intimidad, el amor, el abrirte a muchas personas. Y si puedes vivir un amor, una amistad, una intimidad profundos, con muchas personas, vivirás como es debido y donde quiera que estés, habrás aprendido el arte y serás feliz.
Si eres sencillo, cariñoso, abierto, y creas intimidad, crearás un paraíso a tu alrededor. Si te cierras, si estás continuamente a la defensiva, siempre preocupado porque alguien llegue a conocer tus pensamientos, tus sueños, tus perversiones, vivirás en el infierno. El infierno está dentro de ti, como el paraíso. No son lugares geográficos, sino espirituales.
Límpiate. Y la "Meditación" no es sino limpiar toda la basura que se ha acumulado en tu mente. Cuando la mente guarda silencio y el corazón canta, estás listo para la intimidad, sin miedo, con alegría. Con la intimidad te rodeas de amigos, de personas que te aman. La intimidad es una gran experiencia que no debes perderte.
Osho

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